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Año

Género

Obra

Estreno

1975

Teatro visual

Le diable à ressorts

Théâtre Le Palace Paris

Creo que no he hecho algo tan loco en mi vida, pues era tal la carga y la energía que había acumulado con aquellos falsos arranques que fue como estos patos que descubren un estanque después de haber estado encerrados largo tiempo en el corral.

 

 Iniciaba el espectáculo con una moto de trial desde el fondo del patio de butacas acelerando por el pasillo de platea y accediendo a toda velocidad al escenario mediante una rampa estratégicamente colocada. Allí la continuidad de acciones se sucedía  disparando una docena de huevos a una cariátide, inflando unos gigantescos globos sonda con bombonas de aire comprimido y reventándolos una vez en el aire disparando flechas.

 

 El crítico de "Le Monde" dijo que era como si Jerry Lewis de golpe se hubiera vuelto loco. Sí, ahí lo daba todo, lo sacaba todo, me quedaba en paz. Así cada noche, pura dinámica, pura acción objetiva, pura energía, pura vida. Estaba feliz.

 Como este espectáculo estaba programado en temporada y dejaba absortos a los parisinos, me sucedió, oh malheur! que una noche de un miércoles me encontré el teatro reservado para una reunión de antiguos empleados de banca. Imaginaros el cruce de energías. Yo con mi traca de petardos, que además habían unos cuantos en la obra, y aquella platea de impávidos y perplejos espectadores ante todo lo que estaban presenciando.

 Nunca me he sentido, y digo esto con todo mi respeto hacia aquellos benditos señores, tan extraño frente al público. Tanto que en un momento noté como mi cuerpo entero se paralizaba en medio del escenario y me quedé mirándolos fijamente.

 Tras una pausa que fue breve pero que parecieron horas, me atreví a hablarles de tú a tú a aquellos señores y decirles: Señores, será mejor que vuelvan ustedes a la taquilla y recuperen el dinero de la entrada porque yo dejo el teatro.

Albert da unos cuantos pasos y desaparece de la escena.

 Yo creo que el hielo del Ártico no es nada comparado con lo que se sentía en aquella atmósfera de vacío.

 

 Aunque yo había pronunciado aquellas palabras con toda sinceridad, parecía que de alguna manera se habían como despertado porque creían que aquella inesperada actitud formaba parte de la obra y lo encontraban intéressant.

 Aquella noche un amigo mío que se encontraba en el patio de butacas y viendo que nadie se movía del asiento, como esperando un no sé qué, les dijo: "Excusez-moi de vous rassurez que ce que Vidal a dit est vrai. Tout simplement il est parti." Finalmente las grandes emociones afloraron y la pasión volvió al teatro, vaya bronca que montaron. Saliendo del camerino me encontré al regidor del teatro que me preguntó qué había pasado y yo le dije sencillamente que había decidido abandonar el teatro.

 

PRENSA

Pdf. L'HUMANITÉ. L'enfance preservée. "Le diable à ressorts" d'Alberto Vidal au palace . J.P.Leonardini. oct/13/1975

Pdf. Le diable à ressorts d'Alberto Vidal. Une anémone pour Guignol de Marcel Maréchal. M.G.

Pdf. Les pieds  de nez de la solitude. Alain Leblanc. sep/23/1975